Antonio Teodoro Ortells (1647-1706), un músico rubielano entre los grandes

Nota: Siendo uno de los grandes músicos de su tiempo en España y Europa, no tiene ningún tipo de reconocimiento público en su pueblo natal, ni placa ni calle que recuerde a uno de los grandes maestros de la composición.

     Nace en Rubielos de Mora el 29 de marzo de 1647, siendo bautizado el día 30, hijo legítimo de Pedro Ortells y Juana Navarro. Pronto se traslada con sus padres a Valencia, entrando como infantillo en el Colegio del Patriarca en diciembre de 1657, permaneciendo allí hasta la muda de voz que sufrió en 1664, “por habérsele acabado la voz”. Sus profesores fueron el capellán y cantor Marcos Pérez y el maestro de capilla José Hinojosa. Bien es sabido que al terminar los años de infantillo salían con una formación musical muy completa, con el dominio del contrapunto o el canto de órgano, que constituía en aquel entonces el aprendizaje y la práctica de la composición sacra; en aquellos momentos estaba de moda la polifonía policoral. También se enseñaba el canto llano, el órgano y algún instrumento como el violín, la corneta, el bajón y el contrabajo. Esta formación los habilitaba para asumir de inmediato tanto el magisterio de capilla como el de organista o alguno de los beneficios instrumentales que eran comunes en las catedrales e iglesias mayores.
     Al salir del coro de infantes del Colegio del Patriarca, Ortells no abandonó la ciudad de Valencia, colaboró en actividades musicales en la catedral y la parroquia de San Andrés, no como maestro de capilla, sino en el servicio del canto. De aquí pasó como maestro del coro a la catedral de Albarracín. Hubo vacante del magisterio de capilla en 1668, expidiéndose los correspondientes edictos a las ciudades habituales: Zaragoza, Teruel, Segorbe, Valencia, Cuenca... Aunque las actas capitulares del cabildo de Albarracín no dicen expresamente el nombre, la plaza fue cubierta el 21 de marzo de 1669 por el joven Teodoro Ortells, admitiéndosele a “las distribuciones, dándole en adelante el beneficio en propiedad”. Su predecesor fue Jerónimo Murciano, que fue tenor de Albarracín y luego maestro de capilla de Teruel por poco tiempo, volviendo a Albarracín. Ortells permaneció hasta 1674 en Albarracín componiendo para el culto obras a doble coro, esto es, a ocho voces. Hay constancia de que todos los años componía villancicos para la Navidad: “Se le den 16 reales por el papel que ha pagado y gastado en los villancicos de Navidad” (actas capitulares, 21 de enero de 1672).
     El archivo de música guarda actualmente tan sólo una obra de este maestro: Domine a adjuvandum, a ocho voces, incompleta por faltarle el tiple del primer coro. Han desaparecido los villancicos compuestos para la Navidad y festividad del Corpus en Albarracín, pero sí se conservan doce villancicos de Navidad, Santísimo Sacramento y uno a Santa Clara en la catedral de Teruel, más nueve obras en latín, todas en estilo policoral.
     De Albarracín pasó a ocupar la plaza de maestro de capilla del Colegio del Patriarca de Valencia. En 1677 obtuvo el mismo puesto en la catedral metropolitana de Valencia, cargo que ocupó hasta su muerte, acaecida el 4 de noviembre de 1706.
     Su producción compositiva sacra es muy extensa en misas, salmos de vísperas y completas, magníficat, lamentaciones, misereres, motetes, villancicos de Navidad y Corpus Christi. Música compuesta a dos y tres coros, a ocho y doce voces, con algún ejemplar a cuatro coros. Llevan acompañamiento de bajo continuo (violón), órgano y arpa. Es la técnica de la policoralidad o los coros en estéreo, en diálogo unos con otros, dominando el fuerte-piano y las respuestas en eco. Todo un maravilloso juego polifónico de brillante arquitectura sonora y dominio del contrapunto y de la técnica concertada. Completa aquella excelente técnica policoral iniciada por su predecesor Juan Bautista Comes. Es pionero, y así viene confirmado por los últimos estudios21, de la introducción de la “forma oratorio” en España, originaria como era del ambiente espiritualista y moralizante de la Congregación de San Felipe Neri de Roma. Un oratorio con texto de esquema italiano, pero de contenido musical que podemos llamar autóctono. Los tres oratorios que conocemos de Ortells fueron compuestos e interpretados para la Real Congregación de San Felipe Neri de Valencia y Palma de Mallorca.
     El licenciado Antonio Teodoro Ortells gozó de gran prestigio y no sólo en el ambiente musical valenciano, sino en diversas capillas nacionales que interpretaban su música sacra. Fue citado como maestro de buena composición, junto a Palestrina, Guerrero, Comes, Patiño, Galán... por el prestigioso Francisco Valls en su tratado Mapa Armónico Práctico (1742). Por ello nuestro turolense de Rubielos de Mora, prolífico compositor, está siendo rehabilitado, volviéndose a interpretar su obra por grupos valencianos, acreditándole como uno de los grandes compositores del barroco medio español.
Su amplio repertorio, además de lo citado, se halla en:


— Colegio del Patriarca: 42, la mayoría a doce voces, o a tres coros, uno a quince voces y tres a catorce voces (misas, salmos, motetes, lamentaciones, etcétera).

— Catedral de Valencia: 285, la mayoría a doce voces o tres coros.

— Catedral de Segorbe: 43, la mayoría a ocho voces o a dos coros.

— Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

— En 1702 se cantó en la Real Congregación de San Felipe Neri de Valencia el oratorio sacro El hombre moribundo.

— En 1703 El Juicio particular, en el mismo lugar.

— En 1706 la Pasión de Cristo Nuestro Señor Jesucristo, oratorio sacro, en el mismo lugar. Interpretado de nuevo en la Congregación del Oratorio en Palma de Mallorca en 1722.

     Aparece otro Ortells, el licenciado José, como contrabajo en la catedral de Sigüenza; al parecer era hermano de Teodoro y se retiró a su tierra, Rubielos de Mora, para atender a sus hermanas aconsejado por el obispo de Teruel. Parece ser de esta población el maestro de capilla de la catedral de Segorbe José Conejos Ortells (c. 1690-1745). Su amplia producción, obras en latín y castellano, tonos y villancicos, se conserva en la catedral de Segorbe y en el Colegio del Patriarca de Valencia.
 
(Fuente: MUNETA MARTÍNEZ DE MORENTIN, J. M., Músicos turolenses, Instituto de Estudios Turolenses, 2007, pp. 28-30)